Quizás llevamos un tiempo sintiéndonos más cansados de lo habitual sin razones evidentes. Esto puede deberse a muchos factores, pero entre los más decisivos se encuentra nuestro equilibrio bioquímico. Con la llegada del buen tiempo, la naturaleza nos brinda las condiciones óptimas para que nuestro organismo se equilibre. Las altas temperaturas aceleran naturalmente nuestro biorritmo, en el que juega un papel crucial la sangre y su circulación. Por ejemplo, la sensación de sed es un signo de que nuestro cuerpo trabaja a buen ritmo, y debemos aplacarla para poder seguir funcionando igual o mejor.  El agua hidrata y oxigena a niveles similares a los del aire que respiramos.

 

La correcta oxigenación de nuestros tejidos  se produce gracias a una óptima irrigación sanguínea.  La oxigenación nos aporta beneficios a niveles esenciales: mejora las reacciones metabólicas, el intercambio intracelular y la nutrición celular. Estos factores son imprescindibles para disfrutar de un buen equilibrio interno: desechar orgánicamente lo que nos sobra y mantener lo que nos aporta energía y vitalidad.

 

Así pues, es preciso  aumentar la cantidad de oxígeno en los tejidos de nuestro organismo que más necesiten un aporte extra de energía y vitalidad, y que se identifican más fácilmente: las ojeras marcadas, la celulitis, la flacidez facial y corporal y las estrías. A esto nos ayuda indudablemente la Carboxiterapia. Con la mejora de la circulación local y la microcirculación en la  piel, promovemos la eliminación de toxinas de la mismay estimulamos la formación y reorganización de fibras colágenas y elásticas, mejorando así el tono y la elasticidad de la piel y reduciendo volumen por incremento de la combustión de grasas o Lipólisis.

 

El Dióxido de carbono es el gas que se produce como consecuencia de la respiración celular de nuestro organismo y se elimina con la respiración; es un gas totalmente compatible con nuestro sistema interno. Se ha comprobado que la microinyección de Dióxido de carbono, produce reacciones localizadas que estimulan la irrigación sanguínea y, por lo tanto, la oxigenación de los tejidos.  Así que todos sus efectos son beneficiosos y si se aplica allí donde más se necesita devuelve la vitalidad y la belleza.