Mes arriba, mes abajo, ya son 40 años los que llevan Los Secretos adheridos íntimamente al corazón de sus fans, cuatro décadas en la música componiendo canciones que han pasado a la historia del pop español y que han provocado lágrimas, sonrisas, afectos y recuerdos imborrables. Sin embargo, ese periodo de tiempo, además de por el éxito, ha estado marcado por la desgracia y el impulso de supervivencia, debilitado por las dudas y reforzado por el deseo irrefrenable de comunicar sentimientos por parte de Álvaro Urquijo, el hermano que ahora lleva las riendas -el mayor, Javier, hace tiempo que se retiró- de un proyecto familiar único.
En noviembre de 1999, cuando falleció Enrique Urquijo, el motor creativo del grupo -fue hallado en un portal de Malasaña, en la calle del Espíritu Santo, tras una sobredosis de heroína-, también pudo haber muerto el grupo que previamente había emergido de las cenizas de Tos, la formación madrileña que comenzó su andadura en 1978 y que al poco tiempo también tuvo que decir adiós cuando murió en un accidente de tráfico José Enrique Cano, Canito, que había sido el impulsor del grupo.
En 1980 Tos dio paso a Los Secretos -en circunstancias similares a como Joy Division dio paso a New Order en Inglaterra justo en aquellas mismas semanas, aunque sus estilos y sus impactos no fueran comparables-, y Enrique Urquijo tomó el mando de la inspiración. Sus dos décadas de canciones dieron buenos frutos: Por la calle del olvido, Adiós tristeza, Sobre un vidrio mojado, etcétera; la lista seguiría durante un par de líneas más.
En 1995, sin embargo, Enrique Urquijo dio con un clásico especial, inesperado como toda la obra de inspiración y emoción pura, y esa canción fue Pero a tu lado, la primera del disco Dos caras distintas y que dedicó a su hija. La compuso en un momento en el que su vida se tambaleaba: incapaz de desintoxicarse y cuando encadenaba recaídas en la droga con depresiones, sintiéndose un derrotado y consciente de que dependían de él personas a las que quería, y que era estimado por miles de fans y amigos a los que sentía que estaba decepcionando, aquella canción le salió de las entrañas como un gesto desesperado de amor. La confesión de que, aunque se fuera -porque se lo temía-, siempre seguiría ahí en espíritu y de corazón.
Es una canción con imágenes de muerte y resurrección, de sueños desde el otro lado del cristal -como si se viera observando a los demás desde el cielo, feliz por haber ahorrado problemas pero triste por no compartir alegrías que veía ya imposibles-, y su impacto fue inmediato. De todo el repertorio de Los Secretos, es seguramente la canción que más se sigue escuchando, la que mejor representa el final de una época, y la que augura el final aún lejano, pero ominoso, de la banda en 1999. Pero como decía la letra, "he muerto y he resucitado", y Álvaro Urquijo quiso seguir adelante y refundó Los Secretos bajo su mando. Asegura Álvaro que cantar Pero a tu lado a principios de la década de 2000 le fue imposible -las emociones eran demasiado intensas, y la canción demasiado personal, demasiado unida a la voz de su hermano-, aunque terminó entrando finalmente en el repertorio de los conciertos. La mejor noticia para los fans que les seguían y acudían a las giras.
La canción ha volado con una dirección propia y se ha convertido en un himno atemporal, que va más allá de la post-Movida y de afectos generacionales. Se utilizó en la película Báilame el agua (2000) y ha sonado repetidamente en todos los canales posibles. Cuando Los Secretos se plantearon hacer algo por recaudar fondos para combatir los destrozos del coronavirus, sabían que Pero a tu lado era la canción que había que volver a versionar, porque es la que mejor explica los sentimientos de tristeza y la superación de los momentos difíciles. Los beneficios de la nueva versión se cederán a la Comunidad de Madrid para ayudar al abastecimiento logístico. Una canción que salió de lo más profundo, que es donde se gestan las emociones sinceras y universales.
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